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Desde hace años se cree que en los hogares suelen visitarnos unos espíritus o criaturas fantásticas, capaces de otorgar favores o de causar todo tipo de incomodidades.
La mitología báltica cita a estos seres parecidos a gallos con colas ardientes que aportan oro y alimento a la familia. El problema es que suelen robárselos a los vecinos.
En los países eslavos se afirmaba que estas criaturas peludas vivían cerca de la lumbre. Cuidan de la casa y los niños, pero también causan problemas a los vecinos.
Estas criaturas del folklore irlandés se hacen cargo de las tareas domesticas y cuidan de los niños y las mascotas. Solo piden por ello un plato de fresas.
A estos seres del folclor alemán les gustan las chimeneas. Encuentran cosas y mantienen a raya las plagas, pero si no se les alimenta pueden gafar la vivienda.
El agujero de su mano izquierda delata a estos duendes, presentes en los mitos de España. Si están de buenas ayudan en la casa, pero también esconden y destruyen cosas.
En las tradiciones escandinavas, estos forzudos humanoides protegen la granja y la familia que vive en ella. pero si no se les trata bien, pueden incluso herir o matar al ganado.
Se cree que estas entidades japonesas, que adoptan el aspecto de una niña, llevan la buena suerte a la casa, pero les gusta gastar bromas a sus moradores.
Según parece estos duendecillos galeses podrían hacerse invisibles. Echan una mano limpiando la casa a cambio de pequeñas ofrendas. Si se molestan son capaces de romper platos o golpear a las personas.
Típicos de Escocia e Inglaterra, hacen diversas labores a cambio de miel y gachas. Eso si, son orgullosos y pueden dejar la casa si creen que lo que reciben es un pago.
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